
Algunos de ellos:
Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más.
Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.
No hay árbol que el viento no haya sacudido.
¿Qué ve el ciego, aunque se le ponga una lámpara en la mano?
El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.
Creer que un enemigo débil no puede dañarnos es creer que una chispa no puede causar un incendio.
Hablando a largo plazo muertos estamos todos.
La vejez empieza cuando los recuerdos pesan más que las esperanzas.
El que antes de su muerte ha plantado un árbol, no ha vivido inútilmente.
Los ríos ondos corren en silencio; los arroyos son ruidosos.
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