domingo, 4 de diciembre de 2011

Año nuevo vietnamita


El Tet Nguyen Dan (Festival de la Primera Mañana de Año) es la fiesta más importante y el inicio del año lunar. El Tet encarna todo el espectro de la mitología vietnamita y de los posibles lugares que uno ocupa dentro de la familia, entre sus antepasados y en el orden de universo.
Es una mezcla de budismo, taoísmo y confucianismo. Las ceremonias Tet comienzan la semana antes del Año Nuevo lunar. Se cree que durante esos días los dioses regresan al reino de los Cielos para presentar su informe anual sobre el estado de los asuntos terrenales al emperador de Jade, y luego vuelven a la Tierra la víspera de Año Nuevo.
Durante la semana que dura el viaje de los dioses hacia el cielo, los vietnamitas procuran protegerse de los malos espíritus. Los campesinos erigen delante de su casa un cay neu (árbol-señal), que consiste en un alto poste de bambú en cuyo extremo atan una tablilla de barro sonora con un trozo de tela amarilla.
Para asegurarse la máxima protección contra cualquier posible correría de los demonios y de los malos espíritus, tradicionalmente los vietnamitas hacían estallar petardos para así frustrar los planes del infame diablo Na A y de su terrible esposa, que no pueden soportar ni el ruido ni la luz.
No obstante, los petardos convirtieron las ciudades y los pueblos en auténticos campos de batalla, por lo que en 1995 fueron prohibidos. Después de tomar todas estas precauciones, los vietnamitas esperan pacientemente la llegada de la primavera.
El primer día del Tet lo dedican a adorar a los antepasados, a los que, a su regreso en la víspera de Año Nuevo, todos los acontecimientos -tanto si son favorables como desfavorables- que le ocurran a una persona el primer día del Tet se cree que afectan al curso de su vida en el año entrante.

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