Turquía tiene una población aproximada de 61 millones de habitantes. Si algo puede caracterizar al pueblo turcos es de proceder de una variada mezcla de razas, culturas y religiones. Probablemente esta sea la razón de su tolerancia, a lo largo de la historia, con las creencias o los modos de vida ajenos al suyo, conviviendo pacíficamente con "el otro" sin perder por ello su identidad propia.
Generalmente los turcos, de hermosos ojos, sonríen continuamente, sin embargo hay una condición indispensable para mantener la cordialidad con ellos y es el profundo respeto por su religión y por sus costumbres, que no son otras que las que rigen a cualquier país islámico. Si se respeta las normas no se tendrá ningún problema ya que, además de su sonrisa, los turcos son gente muy comunicativa, abierta y hospitalaria.
A la hora de establecer una relación es importante no tener prisa, no ir directamente al grano, saludar cortésmente y preguntar por la familia antes de cualquier otra cuestión. A los turcos les gustan los prolegómenos para crear un ambiente acogedor y agradable en el que cimentar una relación. No olvide que para saludar basta con un firme apretón de manos y una sonrisa sincera.
En las ciudades no tendrá problemas para entenderse ya que muchos de ellos chapurrean diferentes idiomas como el inglés, francés, español, italiano incluso el japonés. Es frecuente escuchar en los mercados expresiones en español como "más barato que en Pryca" o "mejor que el Corte Inglés". Para comunicarse con los turcos no hace falta nada más que buena disposición y, sobre todo, educación. Los descendientes de los otomanos guardan escrupulosamente las normas de urbanidad y esperan que el visitante haga lo mismo.
Si desea que su viaje sea enriquecedor, deberá tener en cuenta diferentes normas de conducta, especialmente en lo referente al respeto por las ceremonias religiosas. Si pretende visitar una mezquita procure hacerlo en horas que no estén destinadas a la oración y recuerde dejar los zapatos fuera, así como vestir adecuadamente, no llevar pantalones cortos, camisetas sin mangas o escotes pronunciados. Recuerde que si va a entrar en casa de algún turco también deberá quitarse los zapatos. No se puede fumar en cines, teatros ni en los transportes públicos.
Para fotografiar a los turcos hay que tener en cuenta el lugar en el que se encuentra uno mismo. Si se trata de ciudades, es conveniente pedir permiso. Con seguridad ellos accederan gustosos a ser fotografiados. En cambio, en las zonas rurales es aconsejable, antes de tomar fotografías, entablar conversación. Respete también las prohibiciones dentro de los edificios, sobre todo, si son religiosos (generalmente se indica con carteles la prohibición de hacer fotografías o tomar imágenes en vídeo).
La familia es quizá la institución con más fuerza de la República Turca. Los turcos mantienen una solida relación con los miembros del núcleo familiar en cualquier grado, padres, madres, hijos, tíos, sobrinos, primos y abuelos. Los ancianos son venerados y suelen ser la cabeza de familia, mientras que los niños disfrutan de una gran libertad aunque a la vez son los miembros más protegidos.
Curiosamente para un pueblo que respeta el Islam la igualdad entre hombres y mujeres está asegurada legalmente por la Constitución. Ambos sexos pueden votar (las mujeres desde 1927), trabajar en cualquier oficio, estudiar cualquier carrera, divertirse en lugares públicos y, en definitiva, participar en cualquier aspecto de la vida tanto política, económica y social. Es conveniente hacer notar que son varias las mujeres que participan activamente en el Parlamento y en el Gobierno.
http://www.rumbo.es/guide/es/europa/turquia/gente.htm
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