domingo, 5 de febrero de 2012

Sociedad hindú


Como muchos países de culturas milenarias, de tradiciones profundas y de presentes desconocidos, la India genera en el visitante sentimientos encontrados de admiración, belleza, lujo y comodidad al tiempo que no se comprenden las contradicciones propias de su cultura, sus confusas calles, y ese cierto desaire a lo material que choca extraordinariamente con los lujos perpetuados en palacios y construcciones.
Espacio, tiempo y propiedad son conceptos que los hindúes utilizan de formas distintas a los occidentales y que no pretenden cambiar a pesar de entrar en muchos aspectos en una modernidad similar a la extranjera y que deben ser comprendidos por el visitante para gozar de un respeto cabal, de una mirada más pura hacia la forma de vida del gran país.
La religión, que en otros países ha pasado a ser algo de menor impacto en la sociedad, en la India mantiene un papel privilegiado en el que más que una fe, es una completa forma de vida.
Otro elemento importante que marca el carácter de su gente es el increíble mosaico de razas, culturas y religiones profundamente sentidas que conviven y conforman el país. Negros, blancos, amarillos, rojizos, budistas, musulmanes, cristianos, jainistas, sijs y muchos más componen una sociedad con cerca de 15 áreas lingüísticas en todo el país.
La sociedad continúa viviendo de acuerdo con el antiguo y rígido sistema de castas en el que cada persona está incluida en un grupo según el trabajo que realiza para la sociedad. Esta clasificación se ha vuelto ligeramente más flexible en la actualidad por las características propias de la industrialización y la modernidad, en la que, por ejemplo, todo el mundo se mezcla en los transportes públicos.

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